
Dicen que el verano es el momento perfecto para tener un romance, ya que el aumento de temperatura combinado con la playa, el sol y la fiesta, predisponen a las personas a ser, por así decirlo, más cariñosas y abiertas. Sinceramente, pavadas, el verano es la época de los corazones rotos, estoy harta de ver como mis amigos se quedan devastados en verano por culpa de eso.
No lo entiendo, del día a la mañana no se deja de querer a una persona y si ya no la querías no la mantengas ilusionada hasta que encuentres a alguien mejor, para después darle una patada y largarla, porque luego somos sus amigos los que recogemos los pedazos e intentamos arreglar ese corazón que has partido. No me mal interpretéis, a mi no me importa ser el paño de lágrimas, ni la consejera amorosa de mis amigos, solo que no me gusta ver como mujeres extraordinarias ahora parecen de blandiblu y como hombres que me sacan más de una cabeza, lloran como niños.
Porque un corazón roto no es fácil de arreglar y normalmente cuando reunes los pedazos siempre hay alguno que se pierde, y porque el verano es un tiempo para disfrutar, reír y hacer todo lo que no puedes hacer durante el año, porque el verdadero amor no te lastima y porque no existe una receta mágica para curar un corazón, aunque nunca viene mal una dosis de amor.